CLAUDIA CARDINALE

25/09/2025

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Hace muchos años,
cuando íbamos en aquellos partidos,
al Tartiere viejo,
desde Avilés,
la Villa del Metal,
los domingos por la tarde,
siempre mi padre ponía las canciones de Toto Cutugno,
y antes de llegar,
escuchábamos el carrusel,
eran tardes bonitas,
por la imaginación.
Bajaban los Boixos Nois,
por las calles de Oviedo,
capital del Reino Astur,
con las narices rotas,
y yo qué sé,
tendría, 13 años,
año 92,
y las hebillas con la cruz céltica,
y la Policía detrás.
Era un mundo diferente,
la luz delante, y detrás la oscuridad.
El lunes, la chica que te gusta y su mirada,
su sonrisa y la vida sin más.
Cantaba la musa,
al ver la sangre,
de las narices rotas,
y de las hebillas,
al querer,
un cruce,
un quiebro,
y la vida sin más.
Te quería,
como te quiero,
porque vales más que el dinero.
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