EL DUQUE DE FERIA Y LA ESTAFA AGRAVADA
20/03/2025

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Luis Medina, o Luis Ramón de Medina Abascal, no es Duque de Feria,
lo es su hermano mayor, pero como si lo fuera.
Hijo de Rafael de Medina y Fernández de Córdoba, del que su hermano Rafael heredase el título,
ha sido uno de los rostros más conocidos de la prensa rosa española.
Y no sólo por su prestancia, su padre fue protagonista de uno de los mayores escándalos de la histora reciente de España.
Condenado a 18 años por corrupción de menores, sentencia que recurrió y que el Supremo redujo a 9,
de los que sólo cumplió 5, murió en 2001 a los 59 por una sobredosis de barbitúricos en su palacio sevillano.
Su hijo Luis fue el único que le acompañó en sus peores momentos.
Y es precisamente Luis el que ha salido absuelto esta semana por un delito de estafa agravada,
y unos cuantos más, por los que le pedían 9 años de cárcel.
Limpio de polvo y paja, no así como su compañero de andanzas, condenado a 3 años y 8 meses por evasión fiscal y falsedad documental,
algo parecido a lo que se enfrenta el novio, sí, sí, el maromo de Ayuso.
Y es que, en verdad, no existía tal estafa,
porque para estafar a alguien tiene que darse un engaño, engaño suficiente que conlleve un desplazamiento patrimonial.
Y aquí nadie engañó a nadie.
El Alcalde de Madrid contrató con un Grande de España, o casi, a sabiendas de las enormes comisiones que se llevarían, él y su conseguidor.
No es Grande de España, lo es su hermano mayor, el heredero,
pero como si lo fuera, y es que si eres aristócrata y socialité,
eso te abrirá muchas puertas,
si es que no las tenías antes abiertas.
En la camarilla de la Corte todos saben nadar y guardar la ropa,
repartir los dividendos y guardar bien sus lealtades,
a salvo sus heredades.
Nada es verdad, nada es mentira...
Sólo el color con que se mira.
Y el color siempre es el mismo,
poderoso caballero,
casi invisible,
que en la oscuridad brilla y tintinea.
Mientras la estafa al Pueblo se blanquea.
No sólo ha estafado el hijo del Duque, ha estafado el Alcalde,
y la mala gente,
o ralea,
que les rodea.